jueves, 14 de abril de 2011

¿República o Monarquía?

Hoy, 14 de Abríl, se conmemora el LXXX aniversario de la proclamación de la II República, que empezó a las seis de la mañana en Eibar, y se iría produciendo progresivamente en todos los ayuntamientos a lo largo del día. Y hoy día, que estamos bajo la monarquía de Juan Carlos I, mucha gente nos cuestionamos ¿Monarquía o República?¿República federal, centralista, como Francia, como Italia, como Alemania?

A mi parecer, el sistema monárquico es arcaico. No acaba de cuadrar con la democracia del siglo XXI. Nuestra Constitución dicta que todos somos iguales ante la ley, pero la Casa Real tiene privilegios. Un ciudadano no puede aspirar a ocupar la Jefatura de Estado, como legítimamente correspondería en una democracia actual, pero el Heredero la tiene asegurada, si quiere. Además, se ha de recordar que fue Franco quien puso al Rey en el trono que tantos años acaparó. Sí, fue ratificado en referendum, pero junto con la Constitución, la pregunta era, al fin y al cabo, ¿Dictadura o democracia? , por lo que nunca se preguntó al pueblo español si quería un monarca soberano o no. Por tanto, la Jefatura del Estado español no es una institución representativa de la voluntad de los españoles, sino que es un cargo reservado a una élite, como antaño. La verdadera búsqueda de la igualdad, por ende, correspondería más a un estado republicano que a uno monárquico.

Sin embargo, la Casa Real es de mucha utilidad para un Estado como el nuestro. Para empezar, nuestro Jefe de Estado es un árbitro relativamente neutro, de un punto de vista político. Eso tiene sus ventajas, por ejemplo que una ley ratificada en el Parlamento va a ser firmada, porque no puede oponerse durante mucho tiempo. Aunque eso también tiene sus desventajas, como por ejemplo el caso de un Berlusconi español, que dicte leyes para crearse un escudo judicial. Pero, recurriendo otra vez más a Il Cavaliere, también evita que una persona así nos represente de cara al extranjero. Y no hay que olvidaar la apuesta desde el principio del Rey por la Democracia, desde la transición hasta la fuerte condena al Golpe del 23F. Otro argumento a favor de la monarquía es que es una gran ayuda para muchas relaciones bilaterales. La más cercana, Marruecos. El Rey ha evitado muchos conflictos diplomáticos con el país vecino, que habrían puesto eb aprietos a España, por la lucha contra la immigración o el abastecimiento de Ceuta y Melilla. Y, en general, para todos aquellos estados regidos por cargos de larga duración, como las monarquías del Golfo Pérsico.

Dicho esto, la pregunta inicial sigue sin tener respuesta. El Rey, a mi parecer, se merece plénamente su cargo. ¿Pero su hijo? ¿Debe ser Rey solamente por "ser hijo de..."? Yo apuesto por un referéndum cuando muera el Rey. Hasta entonces, apoyo la monarquía. Después, no lo sé. La búsqueda de la igualdad quizás pesa más.

Lección sobre la Segunda República, el bienio negro.

La II República:

El bienio negro (1933-1936)





I. Llegada al poder: elecciones de 1933



Las crecientes dificultades políticas hicieron que Manuel Azaña dimitiera como Presidente del Gobierno, convocándose elecciones parlamentarias el 12 de Septiembre de 1933; siendo éstas las primeras con voto femenino (gracias a Clara Campoamor). Los resultados suponen un vuelco respecto al parlamento anterior.

La antigua coalición republicano-socialista se presentó dividida. Además, tras las dificultades en la aplicación de las reformas legisladas, gran parte del electorado de la izquierda, especialmente el anarquista, que había votado en 1931 a la coalición izquierdista considerada como un “mal menor”, siguió las consignas de la CNT y no acudieron a la llamada de las urnas. Numerosos estudios se cuestionan si el voto femenino fue decisivo en esta victoria de los partidos conservadores. En realidad, no hubo una enorme pérdida de votos por parte de la izquierda, pero debido a la ley electoral, con la cual la candidatura más votada obtenía el 80% de la representación, las divididas candidaturas de izquierda y centro no pudieron obtener mayoría frente a la sólida coalición de derechas, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). El parlamento pasaría de una mayoría de intelectuales y líderes sindicales a una mayoría de propietarios y burgueses. Este bienio será llamado negro, conservador o radical-cedista.

Con los resultados en mano, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, decide que no será el partido más votado en encargado de formar gobierno, bajo el temor de una revolución social ante un gobierno de Gil-Robles y la CEDA: será el Partido Republicano Radical (PRR), de Alejandro Lerroux, el encargado de formar gobierno. Éste crearía un gabinete monocolor pero con el apoyo parlamentario de la CEDA.



II. Las contrarreformas: Programa de la derecha



El nuevo gobierno del PRR, presionado por la CEDA a su derecha, paraliza de inmediato la mayoría de las reformas emprendidas por el anterior gobierno.

Para empezar, se detiene la Reforma agraria con la ley de Contrarreforma (gran pilar de la Izquierda, y base de su programa electoral) y se empieza la devolución de tierras a la nobleza y al clero. Estas prácticas iban normalmente acompañadas de indemnizaciones, lo que supuso un gran coste para el Estado. Además, se anula la cesión de tierras no o mal cultivadas a los campesinos. Esta reforma provoca un duro enfrentamiento del Gobierno central con la Generalitat catalana (Lluís Companys), en manos de ERC: el gobierno catalán redacta una ley en 1934, la Ley de contratos y cultivos, que permitía a los rabassaires (campesinos arrendatarios de viñas) acceder a la propiedad de las tierras trabajadas pagando un precio tasado al propietario. Los conservadores envían esta ley al Tribunal de Garantías constitucionales, que al declararla no válida, provoca que la Generalitat promulgue una ley casi idéntica.

También se legisla la total libertad de contratación, lo que supuso una baja del salario del jornalero.

El Gobierno nacional, en su ideología centralizadora, elimina de las discusiones en las Cortes el proyecto estatutario vasco, provocando un enfrentamiento con los nacionalistas vascos, con el PNV, impulsor del proyecto.

El Gobierno conservador amnistía a los participantes en el Golpe de Estado de 1932, y a los partidarios de la dictadura de Primo de Rivera, particularmente a Sanjurjo, que se exilia a Portugal. Sin embargo, no se anula la reforma del ejército. Los Altos Mandos del ejército recaen en militares antidemócratas: el general Fanjul fue nombrado subsecretario de Estado de la Guerra, y el jefe del Estado Mayor fue el General Francisco Franco.

El gobierno de Lerroux también aprueba un presupuesto de culto y clero, e inicia negociaciones con el Vaticano, y, aunque no anula la reforma educativa, reduce el presupuesto de educación de manera muy significativa.



III. Las revueltas sociales y la revolución de 1934



La izquierda radical, particularmente los cenetistas y el ala del PSOE y UGT liderada por Largo Caballero, inician una cascada de protestas, manifestaciones y huelgas. Bajo esta oleada de la izquierda extremista, la CEDA aumenta su presión en el gobierno y exige su entrada en el gabinete de Lerroux, y en octubre de 1934, la CEDA obtiene tres carteras. Al día siguiente se convocan huelgas y manifestaciones con el objetivo de defender los derechos de los trabajadores, pero con éxito muy desigual debido a la no participación de la CNT, la descoordinación a nivel nacional, y a la dura represión por parte del gobierno, que encarcela a los principales dirigentes del PSOE y la UGT, así como a otros líderes de izquierdas, como Largo Caballero.

Sin embargo, en Cataluña y Asturias, las consecuencias son muy graves. En Cataluña, la revuelta tiene un componente político muy importante, más que social. Presionado por los campesinos, por la izquierda y por los nacionalistas, Lluis Companys proclama la República Catalana dentro del Estado Federal español., y organiza una huelga general apoyado por una gran alianza (PSOE, UGT, rabassaires, comunistas y ERC). Sin embargo, la CNT no participó en la huelga, lo que la condenó al fracaso. Se declaró el Estado de guerra, y el ejército ocupa el palacio presidencial. Se detienen a más de 3500 personas, entre ellos todos los miembros Ayuntamiento de Barcelona y del gobierno catalán, electos por el pueblo, así como a Azaña, que se encontraba en Barcelona.

En Asturias, los mineros protagonizan una auténtica revolución, que esta vez sí que tuvo éxito gracias al apoyo de PSOE/UGT, CNT, y los comunistas. Los mineros, armados, toman los cuarteles de la Guardia Civil, y sustituyen los ayuntamientos (muy mayoritariamente de izquierdas) por comités revolucionarios, que empiezan a organizar rápidamente la comarca, asumiendo el abastecimiento de alimentos, agua y electricidad, así como el funcionamiento de los transportes. Los mineros controlaban absolutamente los centros de Gijón y Avilés, y se dirigieron a Oviedo, que sitiaron para defender su revolución y protagonizaron duros enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales. Al mando del general Francisco Franco, los Tercios Irregulares, que son parte de la experimentada Legión Africana, son enviados a reprimir el levantamiento. Durante diez días se suceden los combates, hasta que le revuelta es finalmente reprimid: más de 1000 mineros muertos, muchos por ejecuciones sumarias por parte de los mandos militares, más de 2000 heridos y más de 5000 detenidos. La CEDA aboga por ejecutar a los cabecillas, pero la gran mayoría de las condenas a muerte una vez se termina la revuelta son conmutadas. Los levantamientos de Asturias son considerados el preludio de la Guerra Civil.



Durante este período, la inestabilidad política es pan de cada día. Los cambios en el ejecutivo son frecuentes, alternándose incluso el Jefe de Gobierno (Lerroux, Martinez-Barrio, Samper, todos del PRR). En 1935 tras algunos escándalos que afectan a ministros del PRR, como el del estraperlo y varios casos de malversación de fondos, y a causa de la patente radicalización política, el moderado partido Republicano Radical pierde sus apoyos, mientras que la CEDA se ve reforzada. Esto hace que Gil-Robles reclame a Alcalá-Zamora la Presidencia de Gobierno, pero este se niega y dos independientes (Joaquín Chapaprieta y Manuel Portela, que no pertenecían a ningún partido) se hacen cargo del Gobierno, hasta que en Febrero de 1936 son convocadas elecciones. Las Izquierdas se habían reorganizado en el Frente Popular, y la derecha en el Bloque Nacional.